lunes, 17 de agosto de 2009

Once días en el infierno helado

Óscar Pérez (Tramacastilla de Tena, 1976) formaba junto a Álvaro Novellón, ambos miembros del Club Peña Guara de Huesca, una de las cordadas de alpinistas más fuertes que hay en estos momentos en el panorama nacional. Un ejemplo, el premio que le entregó en 2006 la FEM fue por abrir una nueva vía en el Latok III. En 2007, los dos escaladores, en compañía de Dani Ascaso y de Santi Padrón abrieron 'Asamblea de majaras' (1.000 metros, M5+ y desplome de hielo de 95º) en la Patagonia.

Óscar llevaba diez días atrapado a una altura de 6.300 metros en el Latok II, un monte de 7.108 metros de altitud de la cordillera del Karakorum, en el que sufrió una caída después de hollar la cima y desde entonces permanecía en una repisa de una arista de esta pared prácticamente vertical, con una pierna y una mano fracturadas. Conscientes de la situación y de la imposibilidad el descenso con Óscar, Álvaro le dejó gas, provisiones, y un saco de ataque, y optó por el descenso, ya que la única forma de avisar para un rescate pasaba por el campo base. Tras 1 día y medio de bajada, alcanzó el mismo, y avisó al club Peña Guara, que en el día del patrón de la ciudad comenzó a intentar organizar un rescate de forma desesperada.

Parece ser que por medio de gobierno, embajada, y altos mandos militares españoles se iniciaron las gestiones (más de dos días después del accidente), logrando uno de los pocos helicópteros y pilotos del mundo que pueden volar a esa altitud. Por otra parte Sebastián Álvaro (Al filo de lo imposible), que en ese momento se encontraba en Skardú (Pakistán), intentó formar un grupo de escaladores de nivel que se encontrasen en la zona para acudir en rescate del montañero oscense. Se logró que un fuerte equipo norteamericano, liderado por Fabricio Zangrilli, colaborase en las tareas de rescate.

Desde España un grupo formado por 5 de los mejores alpinistas del país: Jonatan Larrañaga, Jordi Tosas, Jordi Corominas, Dani Ascaso y Simón Elías partieron en su ayuda. Sin embargo todo resulta muy lento. Dos días para que los americanos lleguen al campo base, tres días para los españoles, que tuvieron que volar en una línea comercial, con trasbordos, esperas en los aeropuertos…

Problemas con el helicóptero y con las condiciones del glaciar obligaron a trasladar a los alpinistas a un punto lejano al campo base, y con el material de escalada necesario a 4 horas de camino. Fabrizio y Novellón comenzaron la escalada, mientras que un grupo de porteadores pakistanis y americanos intentaban acercar el resto del material. A ellos se unieron los alpinistas españoles, divididos en dos grupos unos trataban de ascender los más de mil metros de desnivel vertical mientras que otros tiraban cuerda fija para asegurar el descenso.

Sin aclimatación por parte del equipo español, cansados los americanos, sin posibilidad de un rescate aéreo por lo inaccesible de la repisa cada día que pasa disminuyen las posibilidades de que el rescate llegue a buen puerto a pesar de que Óscar disponía de gas para fundir nieve, alimentos y ropa de abrigo. El tiempo se echa encima, y precisamente eso es de lo que menos se dispone en una situación así.

La meteorología empeora, comienza a nevar, y cuando el viento sopla y el sol desaparece en el Karakorum no vuelve a aparecer hasta la temporada siguiente. Finalmente el 16 de agosto se toma la terrible decisión de suspender el rescate, en vista de que las posibilidades de rescate con vida son muy escasas y de que se están poniendo en juego muchas vidas de personas que totalmente altruistas han dejado a sus familias, trabajo y quehaceres para dedicarse en cuerpo y alma a intentar salvar la vida de un compañero al que muchos ni conocían personalmente.

Se que tanto Sebastián Álvaro, como el equipo español y el americano (en especial Fabrizio) se han dejado lo humanamente posible en el intento me queda la duda de si es verdad que las gestiones gubernamentales han ido tan rápido o han sido tan insistentes como quisiéramos. ¿Por qué no se fletó un avión militar, o porqué no se alquilo uno ruso que volase directamente a Skardú sin tener que pasar por Islamabad?. Hablar sin conocimiento exacto del terreno es irresponsable, se que Pakistán es otro mundo y que el tiempo no corre de la misma manera, pero 6 días para que llegue un equipo de rescate… son muchos días. Aún así quiero pensar que se ha hecho todo lo posible, y que Óscar habrá sentido hasta el último momento todo el calor que desde esta tierra le enviaban sus seres queridos, amigos y personas que como yo no le conocíamos.

Descansa en paz, Óscar.